lunes, 24 de agosto de 2009

Un pedido

Aunque mis cegados ojos
No pudiesen ver de los tuyos el brillar;
Y mis sordos oídos
No pudiesen oír de tu voz el cantar.

Aunque insensibles mis manos
No pudiesen sentir de tu piel la suavidad;
Y de mi boca la sequedad
No me dejase sentir la dulzura de tus labios.

Aunque mi muda habla
No pudiese pronunciar una sola palabra;
Y el tiempo tirano
De mi haya hecho un pobre anciano.

Mi apenado y solitario corazón
Esperara con ansias el regreso;
De aquella por la cual palpita
Para poder decirle te amo una vez mas.

Edmond Dantes

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